Calles de Cádiz,
farolas por las esquinas,
balcones llenos de flores,
palomas que revolotean,
cortinillas recogidas,
miradores de mujeres.
Sonar de campanas nobles,
olor a mar y azahar,
niños que querrán jugar,
callejuelas estrechitas
donde se oye un cantar.
No estoy hablando de Roma.
Estoy en una calle cualquiera
rodeada de mi gente,
rodeada de este ambiente:
¡callejuelas de mi Cádiz!